domingo, 20 de abril de 2008

El tiempo lo engulle todo y perdemos perspectiva

Este mundo va muy deprisa y cada vez más tendemos a comprimirlo todo: compromisos, amigos, eventos, familia, etc. Perdemos perspectiva y nos dejamos llevar. El cambio constante nols atrapa y no paramos a pensar en lo importante. No hay tiempo y nos centramos en el día a día que nos avasalla. Vamos perdiendo referentes para modular las cosas. Afecta a todos: al joven, cuando solo se preocupa por sí y su círculo, en su día a día y relativiza cualquier compromiso. Al no tan joven, cuando se ve entregado a un mundo cada vez más exigente donde no tiene cabida más que lo inmediato. Al que vive en la ciudad y en medidas diferentes a los que no están en ella.